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sábado, 31 de mayo de 2014

Más imágenes. Buscando imágenes del óvulo femenino en google.




El pie de foto dice embrión femenino de diez semanas.
A mi casi me parece que le oigo gritar algo.
Y su corazón parece rodeado de perlas.
No sé.




Éste parece ser un óvulo en una solución acuosa.
O eso parece.
También parece un sol o el centro de una flor. ¿No?
La verdad es que se le ve bonito en esta imagen.




Más imágenes, más pensamientos, más momentos.






























Imágenes en el tiempo.



La semilla, el tronco y sus ramas.





No había salido todavía de la sala donde se encontraba la silla de transmisiones. Allí estaba, con los miraflores todavía funcionando. Tumbado en el suelo. Medio petrificado. Con todo aquello a cuestas. Levantóme el ombligo. O así creílo. Por error. Por fallo.
Por imposibilidad de la posibilidad. Por el todo y el más. Por el cuando.

Por el... Él y gracias a Él. 


La realidad era mucho más sencilla que todo aquello.
La realidad era que en el ocurriendo y en el disposando son diferentes. Así por tanto el resultante o resultando.
O la verdad era que entre el ocurriendo y el disposando, las cosas variaban y así los resultados.

No sé. Todo era caótico, increíble. Fantástico o espeluznante según se mirase.




Allí estaba, como sentado, con todo ese traje de luz.

No sabía el tiempo que había transcurrido. 
Vaya! ¡Más del que pensaba! Incluso.
No sé. La cuestión era que en todo ese tiempo, la vida seguía funcionando y te hacía ser e ir y seguir. El traje lo tenías puesto. ¿Qué ibas a hacer?
Recibiendo imágenes. Imágenes del pasado. Olvidadas en el recuerdo pasado, presente, futuro. En el tiempo.
Rescatando de los pozos. De los pozos del tiempo.
En ese tiempo. 




































Imágenes del tiempo.
Giradas, volteadas, intercaladas, pegadas o enganchadas, adheridas en sus sustancias.
Visionadas imágenes del tiempo.
Del te pongas como te pongas, de las gotas, de los cinco, del uno y el tiempo.
De todo esto.