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lunes, 29 de diciembre de 2014

Amor. Roma. Ramo. Mora. Armo.



Cuatro sustantivos. Un verbo.
Ponerlo o no ponerlo.
Y, ¿Qué más da?
Una "o" o una "a".
¿Más de qué?
¿Que dé más?


Todos seguían en su engaño.
Todos seguíamos en el engaño.


¿Qué importa el amor o el ramo o la mora o Roma?
¿Qué importa si sólo quieren el arma y el armarse? El, yo me armo.
¿A quién le importa si todos siguen a sabiendas en el engaño?

Allí seguíamos vendidos al dinero.
Con el dinero en el ápice.
Esclavos todos.
El ser más inteligente esclavizado por su propia avaricia.
Dependientes de una ficticia creación.

Negando la verdad.
No, eso no es verdad.
Allí gritaban defendiendo la avaricia de la esclavitud monetaria.

Negaban la verdad los científicos.
Esclavizados.
Negaban el amor los religiosos.
Esclavizados en la ira y el odio.
Negaban la verdad todos.
Esclavizados todos en sus propias mentiras.

Unidos por el que dirán.
Por convencionalismos.
Negando la libertad del espíritu y la mente.
Negando el amor del palpitar libre.
Del libre palpitar.

Esclavos.
Todos.
Navidad de récord de ventas de armas.
Armo.
Amor.
Roma.
Ramo.
Mora.

Demora la verdad en la morada de la esclava avaricia.
No conviene la verdad.
Yo te pago y tu te callas.

Potenciaban la mentira. La ensalzaban. La premiaban.
¡Qué bien miente usted!
¡Usted es fabuloso en su mentira!
Trabaje para nosotros y cuente sus mentiras para hacernos ganar dinero.
Le colmaremos de bienes y de oro. De placeres.
Mienta por nosotros.
¡Esclavo!
¡Mienta usted, esclavo nuestro!

Y así vivía la gente. 
Así vivíamos.
Esclavos de la mentira. De la avaricia, de la ira y del odio.
Esclavos de todo mal para salvar al dinero.
El dinero en el ápice del mundo.
El juego de la mentira.

Mienten porque se deben a la política, a los bancos, a los científicos.
Mienten porque se deben a la religión de las mentiras.
Gritos de avaricia.
De pura mentira premiada.

Amábamos en el placer del amor para engendrar vida.
Para trascender en la vida gozábamos en el placer del amor.
Allí surgía la trascendencia de la vida. Tierna. Dulce.
Dulce ambrosía manaba de los pechos. De los labios.
Del placer del amor.


Luego, aquella trascendencia del amor en el placer, iba siendo transformada con la mentira.
La mentira iba trasformando día tras día.
Los reyes magos, los reyes magos traían la mentira.
Los propios reyes sembraban mentira día tras día en la trascendencia de su amor surgido del placer.
La ambrosía se convertía en mentira y en odio y en ira.
Hasta ser otro esclavo.
Otro esclavo.

Otro esclavo del dinero. Del amor.
Armo.
Armo el arma en el odio de la mentira.
Todo mentira.
Así vivíamos.
En el engaño.


El palpitar del amor arrinconado.

Leyes mezquinas. Injusticia en una falsa justicia.
Palabras amontonadas.
¿Qué más da?
¿A quien importa?
¿Amor o Roma?
¿Ramo o mora?
Armo.

Armo la mentira.

Legajos, libros, panfletos.
Epístolas, salmos y cuentos.
Ficción y ciencia.
Mentira de ira.
Odia en la mentira.
Miente.
Miente por amor, decían.

Mentira.
Todo mentira.

Encontraron la luz y la trasformaron.
Cambiaron el orden y el sentido.
Lo utilizaron para la mentira.
Inculcaron el miedo en la muerte hasta hacer que la gente dejara sus esfínteres abiertos.
Hasta hacer que las gargantas gritasen de miedo.
La luz del miedo. 
El poder del odio y la venganza.
La risa mezquina e incontrolada.
La lengua torcida de las palabras.
Torcieron el amor.
El palpitar del amor.


¿Qué más da?
Amor o roma o Roma o mora o ramo.
Armo.
Armo es lo que importa y lo que hago.
Armo es lo que vendo y lo que compro.
Armo.

Corto la vida de los no natos.
Los lanzo a la basura y los dejo en el río de la vida de la muerte.
Al frío. Al fuego. La carne tirada. 
La vida lanzada a la mentira y el odio y la ira.
El dinero.
Armo el dinero.
Amo el dinero.
Eso es lo que amo.
Allí gritaban.

Mentira.
Todo mentira.



Luego esperaban encontrar la felicidad en la vida.
Creían tenerla sin pensar, sin saber que la muerte llega.
La muerte llega.
La muerte siempre llega.
Siempre.
Siempre llega.
En ella seremos pisados. Y quemados.

El mundo estaba repleto del humo de la muerte quemada.
El petróleo y el carbón respirado por la vida.
La muerte respirada por la vida.



Falsedad humana.
Mentira humana.
Dinero humano.



Y allí seguía la humana humanidad defendiendo la mentira a gritos.
Callando el libre palpitar.

¿Qué más da esto o lo otro o lo de más allá?
¿Qué más da el primer gesto o el último?
¿Qué más da?
Si todo es mentira, ¿Qué más da?


Amor o Roma o ramo o mora o armo.

¿Qué más da?
Una "o" o una "a".