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viernes, 6 de noviembre de 2015

Burbuja 25. Sobre la democracia. Sobre la educación.




Cambié de tercio y me fui con la música a otra parte.
Escribí en otros foros, en otras políticas. En asuntos de todos. Entre sabios. Entre doctos.
Sedente.



Sobre la democracia.


http://www.otraspoliticas.com/politica/es-la-democracia-el-mejor-sistema-politico




Hace poco que les descubrí y solo puedo que felicitarles en cuanto al trabajo que aquí realizan expresando sus opiniones e ideas sobre lo que nos acontece día a día.
No puedo dejar pasar la oportunidad en éste, mi primer comentario, en mostrar mi admiración hacia muchos de los que aquí escriben por sus conocimientos e indudables buenas intenciones.

Yo no dispongo de sus dilatados conocimientos, pero sí que creo que comparto con ustedes esas buenas intenciones que se perciben al leerles y además dispongo, o así lo creo, de imaginación. Tristemente mi oscilante voluntad debida a mis humanas debilidades y a la reiterada desazón encontrada, me han ido convirtiendo en un inconstante productor de mediocre calidad.


Aún así, con esas, mis mejores intenciones, me dirijo a ustedes con el ánimo de aportar ideas sobre este particular tema en el que hace tiempo me detuve a pensar con un ánimo semejante al suyo (no es la primera vez que esto ocurre).

Leo muy interesantes aportaciones por parte del autor y comentaristas y muchos de ustedes se preguntan en cómo eligir al mejor.

El mejor viene impulsado por las personas que lo rodean.
El mejor siempre destaca por uno u otro motivo y por eso finalmente se erige como tal.

Existen diferente mejores para cada caso. A los mejores los elige el régimen de estudios que cada uno, de forma más o menos voluntaria escoge, y éstos son valorados a través de su profesorado. No puedo entrar a valorar ahora en profundidad en éste apartado el sistema educativo que por otra parte es ampliamente tratado por ustedes en muchos artículos, pero dada la actual concepción de los hechos, las distintas opciones sobre las distintas ramas del saber van tamizando a los mejores o más hábiles en cada una de esas ramas, para al final tener un sistema valorable de quién está más capacitado en cada caso.
Se puede decir que los maestros escogen a sus mejores discípulos.


El actual sistema educativo proporciona una lista de los más hábiles de entre todos nosotros para obtener buenas calificaciones.
Esto no es que sea perfecto, ni tan siquiera es mucho, pues existen multitud de variables que surgen a cada momento y que pueden convertir al mejor o más capacitado estudiante en un negado en el momento de poner en práctica los conocimientos aprendidos.

En definitiva, el mejor estudiante no tiene por qué ser el mejor entre ellos.

El mejor estudiante en medicina no tiene por qué ser el mejor cirujano pues para ejercer la cirugía se necesita de una especial delicadeza que los libros no enseñan.
El mejor estudiante de arquitectura no tiene por qué ser el mejor diseñador de espacios habitables, pues para ello se requiere de creatividad y un añadido concepto de crear comodidad hacia las personas que habiten esas construcciones y esa creatividad tampoco se enseña en los libros.
El mejor estudiante de derecho, no tiene por qué ser el mejor abogado o juez, pues quizás le falte la empatía o el superior concepto de Justicia para así obrar en consecuencia en cada caso.

Es decir, a los mejores no los elige el sistema educativo actual si no el posterior y continuado día a día de la vida y una capacidad difícilmente valorable que cada persona tiene o consigue durante ella.


Aún así, a los mejores los reconocen las personas que los rodean.


A los mejores los aúpan los propios partidos políticos, en éste caso, haciendo de ellos líderes de opinión es sus propios partidos. Ya sea por su honestidad o por su capacidad interpretativa para convencer y hablar en público. Al menos así había sido desde siempre.
Aquellas personas que eran más capaces en argumentar sus ideas y convencer de la idoneidad sobre ellas eran los que destacaban políticamente sobre los otros convirtiéndose así en los mejores.
Los mejores, inevitablemente, no consiguen ser tales con argucias engañosas, ni mentiras o ánimos lucrativos particulares, si no que los mejores, o mejor dicho, la excelencia de llegar a ser el mejor en algo se consigue a través de la veracidad y honradez de lo que impulsa a la persona.
No existe otra forma de conseguir llegar a ser el mejor si no en la búsqueda del bien común de forma honrada y veraz, puesto que cualquier otra disquisición o planteamiento se vería descubierta como engaño particular en favor de unos pocos y en detrimento de muchos.

Es así que nuestra actual sociedad se descubre como un continuo engaño y un continuo malestar palpable en todos los ámbitos que nos acontecen.
El bienestar se ha arrinconado cual punta piramidal en unos pocos para desparramarse hacia la multitud en forma de todo tipo de penurias.
De ahí las continuas quejas y el continuo malestar de nuestra sociedad siglo tras siglo.
Solo la violencia y la continua publicidad que sufrimos sobre ella como un "mal necesario", hace posible que esta forma de vida parezca ser viable y contenible sin tan siquiera acercarse a la realidad y el bienestar del que la entera humanidad debería disponer.


Pero volviendo a lo que aquí nos atañe, no se concibe que a cualquier persona de forma aleatoria se le pregunte cuál es la profundidad idónea o velocidad a la que un submarino nuclear debería navegar para poder atravesar cualquier zona marina.
Tampoco se concibe el preguntarle a cualquier persona elegida al azar a qué velocidad y altura es necesario desprenderse de los cohetes impulsores de un transbordador espacial que pretenda alejarse de nuestro planeta.
Tampoco sería aconsejable, ni honrado, ni inteligente, preguntarle a cualquier persona elegida al azar entre los pobladores de nuestro planeta sobre la cantidad de forjado así como las cualidades que éste debe tener para que un pilar en concreto de un puente tenga la resistencia adecuada.

Cualquiera con la suficiente honestidad, un niño, diría, no lo sé.

Es así que todas estas disquisiciones me llevaron a plantearme algo parecido a lo que a ustedes aquí les trae.
Algo así como si la democracia es en verdad el mejor sistema político y cómo podría mejorarse.

Sin duda, después de este largo introito, algunos de ustedes habrán intuido cual fue mi posterior conclusión.

¿Acaso podríamos dejar de forma honrada y honesta la elección del mejor o la idoneidad de cualquier sistema del que dependa nuestro bienestar en manos de todos?
¿Acaso dejamos en manos de nuestros niños o bebes u otras personas incapaces de distinguir esa idoneidad el bienestar de todos?
¿Acaso no delimitamos en forma de mayoría de edad, entre otras, esa capacidad para saber que quienes eligen sobre el bienestar de todos lo hacen de forma apropiada o con unos mínimos garantistas?

¿Es eso suficiente?


¿Le preguntaríamos a una persona que cumpliese estos requisitos mínimos por la calidad y composición de los materiales para fabricar un puente?

Nadie con la suficiente honradez diría que eso sería adecuado.
Nadie con la suficiente honradez pensando en el bienestar de los demás dejaría que eso ocurriera.
Nadie dejaría que su hijo recién nacido votase al tun tun sobre una de las opciones posibles pues no se trata del derecho a decidir, si no del derecho a ser bien conducido.
Por eso no dejamos que los recién nacidos voten. Por eso establecemos una mayoría de edad como un mínimo garante.
No dejamos que nuestros recién nacidos voten porque entendemos de forma inmediata que no tienen las suficientes capacidades para elegir lo mejor para todos.
Él mismo, al crecer cuatro o cinco años y en su honradez de niño, si le preguntáramos a quién votaría para conseguir el bienestar de toda la sociedad, diría que no lo sabe y si eligiera a alguien, cualquier adulto al contestar de forma honrada podría decir que lo hace en base a criterios que nada tienen que ver con el verdadero fin del voto.

Así vemos y podemos entender fácilmente que la mayoría de edad no garantiza de ninguna forma que el votante sea una persona capacitada y conocedora de las distintas opciones para conseguir que el mejor dirija el destino de todos o simplemente que la mejor opción política sea la finalmente elegida.

¿Quienes entonces son las personas mas adecuadas para elegir al más adecuado dirigente?
¿Acaso no son los mejores entre los mejores los que paulatinamente van eligiendo al mejor?
Los más responsables y adecuados ciudadanos son los que primero eligen. Los más implicados y mejores parlamentarios son los que eligen finalmente a sus dirigentes.

¿No sería acaso adecuado y honrado por todos los capacitados delegar la potestad de voto en los mejores, más implicados y más responsables de entre todos?
Parece ser que sí, que así lo hacemos.

¿Por qué pues no dejamos que realmente sean ellos quien lo hagan?
¿Por qué de forma honesta no dejamos que voten solamente aquellos que demuestren que están capacitados y saben o conocen cuales son las distintas opciones de la elección?



Es así que finalmente, en aquel momento en el que me detuve a pensar sobre todas estas cosas, llegué a la conclusión de que sería quizás necesario avanzar en democracia para conseguir el mejor gobierno y que la forma de avanzar para conseguir al mejor en cada momento debería ser que quienes opten al voto sean realmente conocedores de lo que votan y no lo hagan de forma semejante a la que un niño pueda hacerlo.

Quizás la forma de llegar a esta nueva fórmula de voto sería exigir mediante un pequeño cuestionario que las personas votantes son conocedoras de las distintas opciones a elegir así como de las cualidades o características de cada una de ellas.

¿Habrían más votantes?¿Habrían menos?

Pues no lo sé, pues en mi propuesta eliminaba el actual límite de edad para el voto, siendo que la verdadera voluntad y las ganas de conocimiento o implicación de los votantes determinaran finalmente ese derecho a voto.

Así sabríamos al menos que quienes votan lo hacen con conocimiento y de forma implicada en la causa para conseguir un mejor gobierno, los posibles electos sabrían que no podrían engañar con simples argucias o falacias a los votantes o que sus bienintencionadas propuestas no son finalmente contraproducentes o erróneas para el conjunto de la sociedad y el total de la población sabría que quienes se encargan de todos estos menesteres son personas todas ellas capacitadas para ello: Para elegir al mejor o la mejor opción de gobierno.

Todo esto no es la panacea pero sin duda sería una forma de comenzar a saber que las cosas se intentan hacer cada vez mejor.


Añadiría, que en mi primaria intención para conseguir todo esto y evitar posteriores y jerárquicos beneficios de los implicados, me permitía plantear la idea de la necesidad de separar por completo al poder económico, la riqueza del conjunto de la sociedad, de dirigentes, posibles votantes y no votantes.
Así la riqueza de toda la sociedad estaría separada por completo de todos nosotros perteneciendo a todos nosotros.

¿De qué forma?
Siendo esta sencillamente dirigida de forma autónoma por un nuevo grupo de personas adecuadas para tal fin.
Algo así como “Pagad pues a César lo que es de César, y a Dios, lo que es de Dios”.
Siendo "César" la riqueza de la sociedad, y "Dios", el honrado e idóneo dirigente.


Un saludo a todos.





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Sobre la educación.



http://www.otraspoliticas.com/politica/educacion-en-el-nacionalismo




Nos hemos salido del mapa y todavía somos incapaces de comprenderlo.

Parece que todavía estamos adormecidos o medio atontados viendo la inmensidad del océano sin apenas reaccionar.
Balbuceantes ante el gran descubrimiento.
Balbuceantes ante la linea horizontal que en realidad es arco y segmento, y ni tan siquiera vemos la flecha pues estamos sobre ella.
Pisándola. Pisándonos.


Parece que todavía no somos conscientes de lo que vemos. Todos siempre mirando a la luz como embobados.
Y cuando cansados de tanta luz la penumbra nos conduce a la oscuridad y a cerrar los ojos para descansar de tanto ver, entonces soñamos en nuestro interior con cosas increíbles y tan imposibles de concebir que las olvidamos rápidamente como si fueran producto de una mente demente o desequilibrada.
Aún así, allí en la penumbra y la oscuridad de la mente, nos reponemos y descansamos para al día siguiente hartarnos de nuevo de luz.

Me pregunto que pensarían aquellos que en el volviendo los grandes descubridores que surcaron los mares de éste nuestro planeta escucharon atónitos las historias por aquellos contadas.
Cómo reaccionarían ante el saber que detrás de aquel horizonte de inmenso mar había gente y tierra y árboles y vida. Y cómo todo esto fue sabido por todos los que la tierra conocida por aquel entonces poblaban.
Me imagino allí, a la primera linea de hombres y mujeres, de mujeres y hombres ante la orilla del inmenso mar mirando conocedores de aquello que allí al fondo había con la todavía multitud de personas a sus espaldas ciegas e ignorantes de tal hazaña y descubrimiento.
¿Cómo explicarles? ¿Cómo esparcir aquella sabiduría a todos?
¿Cómo hacerles partícipes de todo aquello que la linea del horizonte escondía?
Pasan los años y seguimos patidifusos intentando delimitar los conocimientos que en realidad poseemos para que las filas posteriores de agolpados ante la inmensidad del océano piensen que nada hay más allá.


Hasta el yacente y mencionado Heráclito se recompondría para poder gritar a viva voz: ¿Qué hacen con mi círculo convirtiéndolo en parcela?¿Acaso no saben ya que el círculo es esfera?


Digo que nos hemos salido del mapa para verlo y todavía somos incapaces de atestiguarlo y hacer partícipes de ello a nuestro hijos, a nuestras familias, a la entera familia que puebla la tierra que un día nos esparcimos y desdoblamos cual pensamiento y desde entonces no hemos dejado de buscar. Y que las ramas del árbol y el árbol en sí es tan inmensamente grande que mientras en un extremo de él es invierno en el otro es verano. Que el árbol dada sus proporciones y características actuales da frutos variados dado su tamaño y extensión, siendo que la Semilla es una y los frutos muchos pues el fruto de la Semilla contiene multitud de semillas a su vez.
Y todas tan variadas.

Todavía no sabemos ver que comenzamos a caminar hace muchos años y que de tanto caminar hemos dado ya tantas vueltas que hemos necesitado salir a constatar que estamos en un enorme círculo que es esfera y que parece ser la cosa más singular que conocemos pues es madre y a su vez padre de todos.


¿Cómo vamos a enseñar, cómo vamos a seguir enseñando a nuestra familia que la parcela es correcta y quién creería esa cosa como verdadera si la verdad es la que es?
Que todos nacimos aquí. Que todos somos diferentes pero iguales pues todos somos de aquí.

Hemos roto la frontera no sin dificultad. Hemos volado sobre ella rodeados de titanio y todo tipo de metales preciosos recogidos con afán día tras día por manos llenas de huellas sobre el barro de forma menesterosa. Hemos tejido batas de colores para ensamblar todas esas piezas y ropas para cubrirnos y no cejar en el intento de conseguir hasta el extremo de matar a quien se interponga delante, de conseguir digo, alcanzar el saber. Y ahora que lo tenemos, ahora que hace pocos años conseguimos vernos desde fuera del mapa ¿Vamos a seguir pensando en parcelas?

¿Acaso estamos ciegos del todo?
¿Cuál debe ser nuestro saber si no el del conjunto pues todos somos parte del conjunto?
Todos los frutos del árbol han buscado y participado. Todos han contribuido. Todos se han implicado y se han comprometido.
Todos los frutos nacidos han vivido y han sido y han estado. Todos han hecho. Todos.

¿Cómo todavía seguir enseñando en el error y en lo ajeno si todo nos pertenece?
¿Cómo y hasta cuando vamos a seguir tropezando en el error?

Muchos de nuestros hijos se sientan en las escuelas rodeados de diferentes y variados frutos del árbol. ¿Cómo vamos a explicarles solo sobre una rama en lugar de hablarles del entero árbol? ¿De sus ramas, de sus raíces y de su tronco? ¿De sus frutos?

Esta es la historia de un todo que se convirtió en muchos. De un todo que creó un paraíso tan excepcional que la vida y el hombre nació en él.
Así el ser humano comenzó a caminar sobre sus pies dejando huella de cada paso y acción para no perder paso ni huella de todos aquellos pasos.
Y avanzó por que todo avanza hacia donde se le da y toma. Así se esparció y pobló el entero planeta. El círculo y la esfera. Y salió a ver si así era y vio que así era.

Cuerpo sobre cuerpo. Vida sobre vida. Fruto sobre fruto del gran árbol de la vida.
Entre las aguas. Entre sus sudores y lágrimas.
Todos.