El verano se acercaba lentamente.
Más parsimonioso que otros años se me antojaba.
Dejandose ver entre las rendijas de las puertas. Entrando todo resplandeciente por las puertas y ventanas. Con su calor y su "hola que vengo diario".
Mañana entraré un poco más.
Mañana me acercaré un poco más a tí.
En mi calor te abrazaré.
Un poquito más.
Mañana.
Así era el sol.
Cuanto más cerca más lejos. Así era su misterio. En nuestro tropezar y descansar y bajar la cabeza.
En el alzarla.
Todos los días.