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miércoles, 25 de marzo de 2015

Flecos de los últimos días e ideas postreras. La paja y la viga, lo poco y lo mucho.




Siempre con los flecos y las cosas pendientes y el martilleo de las ideas y deberes y derechos de la libertad del hombre.
De mi libertad y necesidad. De la de todos. De lo que me venía a la mente.
¿Acaso mi espacio en mí no es mi espacio? ¿Acaso no es también vuestro espacio?

Debía descargar conciencia de todo aquello.


Atrás quedaba el allí y aquí y todo aquello.


Había escrito una poesía que comenzó siendo otra que era perfecta en mi mente y que después de hacer no se qué y no sé cuantos y de poder llegar hasta un papel y un lápiz quedó transformada y ya nada tenía que ver con lo que mi mente pensó en primera instancia.
Todo paso y cambió en su avance siendo una transformación de los hechos y de los pensamientos y de lo que acontecía en mi espacio y alrededor de mi espacio.

Así, tras aquello conseguí escribir algo que no era y que así quedó escrito y luego otra vez cambiado:

(Primer intento que era ya el segundo luego trasformado)

A un hombre flaco y larguirucho, barbudo y enjuto.
A un hombre flaco que quiso cabalgar
Por campos de España  por aquí y por allá.
Y así facer la más grande historia que se pudo contar.

Luego escribí:

Allí cabalgan juntos lo poco y lo mucho.
Lo poco, que es mucho y lo mucho, que es poco.
Lo mucho, que es poco y lo poco, que es mucho.
Y así vivieron juntos, lo mucho y lo poco, lo poco y lo mucho.

Pero pensé que debería mejor ser así:

Allí cabalgan juntos lo poco y lo mucho.
Lo poco, que es mucho y lo mucho, que es poco.
Lo mucho, que es poco y lo poco, que es mucho.
Y así vivieron juntos, lo poco y lo mucho, lo mucho y lo poco.

Pero no me gustaba que acabara en tan poco pues lo poco es poco y lo mucho, mucho.
Me gustaba más el mucho pues el mucho, por el "cho" es más castellano y español que el poco y así volví a cambiarlo y escribí otra vez:

Allí cabalgan juntos lo poco y lo mucho.
Lo poco, que es mucho y lo mucho, que es poco.
Lo mucho, que es poco y lo poco, que es mucho.
Y así vivieron juntos, lo mucho y lo poco, lo poco y lo mucho.


Finalmente viendo aquello no pude más que ver y asegurarme cuál eran los requisitos sobre la poesía sobre El Quijote, no siendo ésta mas que el convertirlo en verso escribiéndolo como aquel que lo escribió hizo en su día y no encontré mejor forma y destino que acabar cambiando un allí por un aquí puesto que el que escribía debería ser el que lo hizo y que si aquello era como veía que era a mayor destino estaba destinado.

Finalmente así quedó escrito:

Aquí cabalgan juntos lo poco y lo mucho.
Lo poco, que es mucho y lo mucho, que es poco.
Lo mucho, que es poco y lo poco, que es mucho.
Y así vivieron juntos, lo mucho y lo poco, lo poco y lo mucho.



Puesto que además en mi cabeza, entre todo el repiqueteo de ideas y flecos y cosas pendientes seguían cabalgando otras ideas, y todas ellas sumaban y aquello no sólo era una poesía de El Quijote, sino que era una poesía de mi entera vida y del aquí o allí y así o asá.


Esta dos entradas en el blog se juntaban en mi mente, más la siguiente que estaba pendiente todavía por hacer y escribir pero no lo estaba en mi saber. Todas se juntaban y se entremezclaban y no supe durante estos días cuál poner antes o después y que orden deberían tener en verdad para respetar el orden del verdadero aparecer. Siempre flecos pendientes.

No es por aquí, es por allí y por eso es así.
No es por allí, es por aquí y por eso es así.

Allí se repetía una y otra vez eso en mi mente o al revés el allí o aquí o el aquí y allí. Y así dejélo finalmente por esto. Por todo esto y que sé yo qué más.

Locura del cabalgar.



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(24-03-2015)

Un misterio mayor me fue revelado en este día.
Pues vi la viga y la paja, la paja y la viga.

O así lo entendí en ese momento en algo que me pesaba y acuciaba.

La paja era viga en lo mucho y la viga era paja en lo poco.






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Y sobre la anterior entrada seguí escribiendo flecos.


A menudo nos quejamos por quienes nos gobiernan, pero he aquí que la responsabilidad última de quienes nos gobiernan es del pueblo. Nadie más que nosotros, todo el pueblo, es el único responsable de quién nos gobierna.
Sería pues lícito y lógico pensar que debería existir una mayor forma de constatar que nuestro derecho a elegir gobierno debe estar sujeta a un verdadero conocimiento sobre lo que se elige para así saber que lo elegido se ha elegido en conciencia verdadera.

Aquellos que estén dispuestos a saber y conocer y dar buena muestra que es así, que conocen y saben sobre las distintas opciones de gobierno, deberían ser los que eligen al gobierno. Los que no quieran saber, ni conocer, o no están capacitados para saber y conocer unos mínimos sobre ésto, no deberían hacerlo.

El mínimo debería ser considerado como una lista aprendible y accesible de puntos básicos variados que contenga aspectos valorables sobre las capacidades del candidato y su grupo, así como de sus logros y propuestas.
Como el dinero y los presupuestos serían conocidos por órganos independientes a los dirigentes y sus grupos, las propuestas serían valorables en veracidad.



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Así vemos la paja del gobierno y no nuestra viga, pues nuestra paja se convierte en viga siendo pueblo.