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jueves, 8 de octubre de 2015

Granjas marinas con esferas I.F.




Esta entrada pertenece a esa serie de ideas que he ido desarrollando en este blog y que intentan mejorar, de alguna manera, nuestras vidas o necesidades.





Granja marina con esferas I.F.







Esta idea consiste en establecer y generar zonas marinas donde se propicien las naturales cadenas tróficas de alimentación. 

El sistema consiste simplemente en unos dispensadores de comida para incidir en un estudiado punto de la cadena trófica alimentaria marina potenciando así su regeneración natural y haciendo que el resto de la cadena se vea beneficiado por ella.

Estos dispensadores constan de un sistema semi-autónomo dispensador de alimentos. Su autonomía viene dada por esferas I.F y/o otros sistemas generadores de energía más idóneos si los hubiera y que energizan al entero dispensador. 

El sistema consta de una bocana de reposición donde periódicamente se depositarían los alimentos requeridos por barcos de abastecimiento preparados para tal labor. En la zona de la bocana estarían ubicados a su vez, acumuladores de energía que las esferas I.F u otro tipo de generador energético irían alimentando. Bajo éstos, un tubo con capacidad para el alimento elegido descendería en el mar hasta la adecuada profundidad para la que el dispensador en cuestión estuviera destinado.
A través de este tubo, en su interior, además del alimento, descendería el cableado necesario para poder activar periódicamente y según lo establecido la zona extrema y propiamente dispensatoria de alimento, que tendría una zona rotatoria que permitiría esta estudiada periodicidad e iría suministrando el elegido alimento para los idóneos destinatarios.

En el extremo final, debajo de la zona rotatoria y dispensatoria de alimento, se podrían ubicar los necesarios rotores y motores que realizaran el giro de la bocana alimenticia propiamente dicha.


Abasteciendo periódicamente a través de la bocana de reposición el alimento adecuado, el sistema iría dispensándolo con la cadencia necesaria para establecer zonas de procreación de seres marinos necesarias que propiciaran una cadena trófica alimentaria adecuada para al final de ella, crear zonas de grandes y pseudo-naturales zonas de abundante pesca o para simplemente regenerar la vida marina.

Esta pesca iría destinada solamente a un tipo de producto, alimento o ser marino en concreto, con los adecuados utensilios, respetando el resto de la cadena trófica que iría regenerándose de forma adecuada y necesaria.

























Las dos anécdotas pendientes. Huellas en el barro. Y el mosquito.






Estas son dos anécdotas que han formado parte de mi vida y han hecho de mi a través del tiempo, parte de lo que soy.
Huellas en el barro.


(Escribí sobre ellas en otros foros y las traslado aquí por tratarse de cosas pendientes, evitando nombres personales por simple respeto y carecer de su personal autorización.)




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Aquí van las dos anécdotas de las que hablé.



Cuando vi que existía un grupo en Facebook para uno de los colegios a los que fui, me alegré mucho. Pensé que podría saber de nuevo sobre antiguos compañeros y amigos después una cena que los alumnos de mi curso organizaron hace ya años y a la que no pude ir por cuestiones que ahora no vienen al caso.

Pensé, como digo, que podría saber sobre compañeros de clase, un sin fin de alumnos, anécdotas y recuerdos de colegio casi siempre divertidos y a los que mi escasa memoria ahora no puede acceder en plenitud de datos.

A "el crecer", creo que siempre le acompaña una especie de mágico poder de innata sorpresa. Un continuo descubrir nuevas cosas, informaciones, personas y sensaciones que se acumulan dentro de nosotros de forma desmedida sin apenas darnos cuenta de ello. Creo que se recibe tanta información que apenas somos conscientes de la cantidad de cosas que nos pasan en unos años que, por lo normal, son de afianzamiento de todas esas hormonas que durante años anteriores han estado explotando por el interior de nuestro cuerpo haciendo que nos convirtamos en pseudo-adultos aniñados con voces y aspecto muy diferente al que teníamos muy poco tiempo atrás.

Intento decir que son tantas las cosas que nos suceden en tan poco tiempo y tan importantes muchas de ellas, que a menudo pasamos por encima de todos esos años como globos de helio flotando sin sentir de forma verdadera lo que supone todo eso.

Luego la vida te enseña que la verdad es que siempre y durante toda ella sucede algo parecido. Siempre flotamos por encima de los hechos sin darnos realmente cuenta de lo que hemos vivido o vivimos. Solo el futuro al pensar en el pasado nos permite a veces constatar que aún en ese viaje aerostático que es la vida, hemos sufrido algunos arañazos o roces o caricias con arbustos, plantas, flores y frutos que no son otra cosa que anécdotas, amigos, familiares o maestros en este caso, que han hecho de tu vida, de todo este flotar sin saber muy bien hacia dónde ni por qué, un hecho un poco más real y palpable que la velocidad que el todo este vivir te permite sentir.

Yo tengo, como les decía, dos anécdotas o historias entre todas ellas que me han dejado una muy agradable caricia en todo este volar de mi vida.

Al llegar aquí, a este grupo de Facebook, no sólo pude ver que habían antiguos alumnos de la Academia como decía, si no que además, para mí muy grata sorpresa algunos maestros estaban al tanto del grupo y seguían escribiendo y haciéndonos pensar todavía en su incansable vocación docente.

Cuando entré no pude por menos que intentar hacer recordar a uno de ellos algo que sucedió en una de sus clases y que arrastré durante unos años en mi vida hasta darle una solución acorde al honor que se me había otorgado o cómo yo había entendido aquello en aquel momento.

Yo era Sir Patrick para él. Él consideró oportuno por algún motivo dejar de llamarme simplemente por mi apellido y comenzó a utilizar el Sir Patrick y así me llamaba por encima de todos los demás cuando se dirigía a mí. Él me enseñó cosas sobre Arte que a mí me interesaban profundamente y cosas sobre filosofía que me fascinaron.
Fue el encargado de enseñarme las cosas que el ser humano ha ido haciendo con sus manos por el mundo en forma de Arte. Desde las primeras pinturas en profundas cavernas hasta las modernas construcciones, pasando por las grandes pirámides y culturas de las diferentes partes del planeta. Me enseñó, explicó e instruyó también acerca de los galimatías de la mente. Sobre el Ser y el No Ser. Sobre Kant, Sófocles, Aristóteles y un indecible número de nombres de eruditos o "sopla-nubes" como algunos quizás los consideren, de cabezas pensantes que han pisado la tierra de este mundo y que ahora forman parte del suelo que pisamos.

Todos ellos son ahora un montón de globos deshinchados de los que aún así permanecen sus ideas o acciones a través de los años.


Supongo que sabiendo él que yo destacaba o habiendo oído que dentro de las artes la pintura me interesaba y la practicaba cuando podía aunque fuera a modo de garabato en el margen de los libros, decidió ponerme a prueba y otorgarme el honor de poder dibujar o representar, según yo entendiese, el afamado Mito de la Caverna de Platón.
Y así lo hizo.

Tal que un día me encargó el asunto. Dibujar sobre la pizarra el siguiente día en que la clase tratara el Mito.

Dada la orden un chip se despertó dentro de mi conciencia como sabedor de tal responsabilidad. Cuál inmediato resorte.

El día siguió y no recuerdo cuantos días pasaron hasta que llegó el día de la explicación sobre el famoso mito, pero sé que no dejé de pensar en ello más de lo necesario y que aquella idea permanecía dentro de mí como una gota China repiqueteando en su severa constancia.

No tenía la solución.
Yo sabía que allí se escondía mensaje más grande que el mero encargo de dibujar con una tiza aquella cosa sobre una pizarra. Pero no encontraba la solución.  No hallé la solución a aquel mito de la Caverna.
¿Qué se escondía detrás de aquella fabulosa metáfora contada por uno de los más grandes pensadores y filósofos de todos los tiempos? ¿Qué quería transmitir más allá de lo evidente y escrito?

No había nada. No encontré nada. No sabía verlo.

Llegó el día y ante mí infructuosa búsqueda y mi evidente fracaso, no pude otra cosa que ser el triste y penoso artífice del esquemático dibujo de una historia que sobrepasaba mis conocimientos sobre lo mundano y lo divino.

Sir Patrick...
Y Sir Patrick salió a la pizarra para dibujar algo más o menos parecido a esto:









Allí quedó esquematizado el mito de la caverna con sus atados, su hoguera, los portadores de objetos y las sombras de éstos formando la única realidad conocida por los atados.
Nada más había y nada más se explicó en aquella clase que dilucidase cosa diferente a lo metafórico en la historia contado.

Algunos vivían ajenos a la realidad viendo sólo las sombras de lo que el mundo en verdad era.

Pasaron los años.
Dejé la academia, trabajé, me fui a la mili, trabajé, me emborraché y un tropel de cientos de cosas me pasaron durante bastantes años hasta que el destino y la voluntad me llevaron de nuevo a sentarme delante de un lienzo en blanco, de una nueva pizarra en forma de impoluta tela.

Allí atrás quedaba aquella anécdota escolar grabada en mi mente, en los lomos de mi volador globo. Aquellas caricias y arañazos sobre la superficie del globo, no eran otra cosa que los hacedores de la voluntad humana.
Aquellos arañazos y caricias son los encargados de hacer que ese globo sin rumbo ni destino aparente tenga sobre su superficie alerones, capaces de mover dicho rumbo y destino del globo.
Todas aquellas anécdotas que se quedan grabadas en la mente, lo hacen por algo. Lo hacen para que puedas guiarte, de alguna forma, por todo este volar que es la vida. A voluntad.

Con ellos puedes girar rumbo y establecer coordenadas y puntos de mira. Establecer destinos. Puedes seguir sus consejos o desatenderlos y guiar así tu propia vida.
Y así hice.

Ante aquel lienzo en blanco, de entre otros muchos anteriores y posteriores que tuve delante de mí, mi voluntad me guió en la búsqueda de la solución, a aquel pequeño gran enigma y honor que supuso para mí el ser el encargado de dibujar el mito de la caverna de Platón para la clase.

Pasados unos años y unas cuántas lecturas y búsquedas sobre el verdadero enigma que encerraba toda aquella metáfora, encontré la solución acorde al honor que yo entendí que se me había otorgado.
Y así dibujé y pinté esto:




"Alegoría del Mito de La Caverna"



Era el año 1994. Apenas las primeras consolas de vídeo juego aparecían en nuestras manos.
Windows tan siquiera existía y los ordenadores era una cosa de película-ficción.

Allí sí que estaba resuelto el Mito o Alegoría de la Caverna de Platón. Allí conseguí trasladar la idea de un señor que pensó algo hace más de dos mil años al día de hoy. Allí, en la soledad del acto creativo y la fuerza de voluntad conseguí ser merecedor, en mi humilde y pequeña íntima parcela de vida, de haber encontrado la solución a tan magno enigma expuesto miles de años atrás.
Allí se hacía palpable y verificable el eterno retorno. El otra vez, otra vez sempiterno de este Sol que cada día nos alumbra.

Allí dibujé a hombre y mujer ante la pared de la caverna. Con el Sol que era hoguera a sus espaldas.
Atados de pies y manos sentados y mirando las sombras de los que pasaban portando objetos sobre ellos, que no eran otros que ellos mismos.
Allí el ser humano miraba las sombras de su propia vida.
Tal que nosotros hacemos ahora con la nuestra. Seres que caminan por las calles mirando sus teléfonos. Familias enteras mirando las pantallas de nuestros ordenadores y televisores con las sombras proyectadas de personas sobre ellas. Sin darnos cuenta de tal hecho. Como globos de helio que flotan por la vida sin saber a dónde ni por qué.

Aquel era el Mito de la Caverna de Platón en primera persona.
Todos nosotros estábamos viviendo el Mito sin darnos cuenta.


Aquella era sin duda una de las primeras piedras que otorgaron consistencia a mi propio globo para poder darle peso o quitárselo a voluntad.
Ahora podía subir y bajar y marcar rumbo y destino como guiado por la incontestable verdad. Era dueño y señor de una de las pocas verdades que la vida te da el honor de poder disfrutar. El descubrir que hay una verdad intrínseca en las cosas y que se extiende desde el principio de los tiempos. Que con el esfuerzo y el deseo de alcanzar esa verdad  para el bien común se consiguen solucionar problemas aparentemente irresolubles.



Yo no vivía en Barcelona por aquel entonces, en el año 1994, pero al volver aquí, no pude por menos que entregar una foto de aquel cuadro con el escueto título detrás de la foto en el interior de un sobre marrón al bedel de la academia. Eso fue allá por el año 1996 o 1997 ( creo recordar al intentar hacer mejor memoria sobre el asunto). El sobre rezaba: A la atención de (el nombre de mi antiguo maestro). Nada más. No incluí texto alguno y pensé que mi firma en la foto del cuadro más su título en el dorso sería suficiente para desentrañar el enigma de la entrega de tal imagen.


Al poco, un par de años creo, y para mi sorpresa, hubo una convención de filósofos en Barcelona donde se trató el tema del mito de la caverna y las nuevas tecnologías.  Recuerdo haber leído la noticia en "La Vanguardia" por aquella época, aunque mi horrenda memoria para con las fechas me impide recordar con exactitud el año.

Pasados otros cuantos años más, me vino a la mente todos estos asuntos y en mi ilusa e infantil concatenación de acontecimientos, soñé que la entrega de aquella foto con el cuadro podría haber desencadenado que mi antiguo maestro, ante la sorpresa del hallazgo sobre la famosa alegoría hubiera podido propiciar la quedada entre colegas sobre el estudio y enseñanza de la filosofía, organizando así de algún modo la mencionada convención.

Aún, a día de hoy, la verdad es que no sé si recibió la foto del cuadro o si supo quién se la envió. De ahí que al llegar a este grupo de antiguos alumnos la primera cosa que hiciera después de saludar fuese el preguntar por todo esto.



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La segunda anécdota, espero no extenderme tanto y pido disculpas si mi narrativa es muy espesa, hace referencia a otro de mis antiguos profesores o maestros al que simplemente llamaré aquí: Padre Paciencia, pues en verdad la tenía y además era Padre religioso.

Esta segunda anécdota debería en verdad ser primera pues así lo fue en el tiempo, o así creo.

La cuestión es que él nos daba clases de latín y de religión por aquel entonces. 
En una de sus clases de religión nos encargó hacer un trabajo dividiendo a la clase por grupos. El trabajo era sobre las religiones en el mundo. Las grandes religiones se fueron repartiendo entre los distintos grupos de clase hasta llegar al grupo del que yo formaba parte con no recuerdo muy bien que otros alumnos pero en el que creo se encontraba también uno de los alumnos al principio recordado.
Nuestro grupo fue el último y no quedaban más religiones importantes si no que minoritarias y consideradas como "otros grupos o religiones".

No sé muy bien cómo llegamos a enlazar una cosa con otra, pero dentro de las religiones minoritarias que campaban por el mundo, encontramos a bien el enlazar éstas con pseudo-grupos o movimientos para-religiosos como alternativa a la eterna búsqueda humana por conseguir La Paz y el bienestar de la gente que puebla la tierra. Mi antiguo amigo y yo éramos dados a filosofar y hablar durante horas sobre todo lo que nos viniera a la cabeza.

Todos los grupos expusieron sus trabajos. El cristianismo, el islamismo, el budismo y todas las grandes religiones con sus grandes dogmas salieron a la palestra exponiendo sus razones e historia. Sus incontestables hechos.
Todos escuchamos con atención lo que allí se decía y debatíamos o preguntábamos asesorados y auspiciados por el saber del Padre Paciencia.

Al llegar el turno a nuestro grupo, allí estábamos nosotros para explicar las otras corrientes o tendencias que sobre la creación, la religión y sus por qués se podían dar.

La verdad es que no quedaba nada.
Era como salir a pescar con unas cañitas de mimbre en un estanque en el que los grandes atuneros habían tirado sus grandes redes y aparejos y habían recogido todo ser vivo que circulase por sus aguas.

Nuestro trabajo no tenía futuro. Nadie iba a comprar las ideas minoritarias si ante las grandes religiones ya todos estábamos posicionados de antemano, ya sea por ideología inculcada desde nuestro nacimiento o por haber escuchado mejores argumentos por parte de otras interesantes religiones o puntos de vista de o a lo largo y ancho de todo este mundo, o por falta o negación de creencia alguna sobre cualquier cosa en lo que a religión se tratara.

Expusimos nuestros resúmenes sobre el sintoísmo y qué sé yo que otras tres o cuatro pequeñas religiones más que eran pura anécdota dentro del repertorio mundial y al final de todo decidimos incluir el movimiento "hippy" como parte de otras creencias.

En acuerdo previo con el Padre Paciencia, creo sin temor a equivocarme demasiado, se produjo allí un momento mágico para muchos de nosotros en aquellos tempranos e inmaduros años y todavía ingenuas mentes.

Sacamos un radiocasete ante la atónita cara de algunos alumnos y las risas de otros, lo pusimos encima de la mesa del profesor, lo enchufamos y le dimos al play, y uno de nosotros comenzó a escribir en la pizarra:



IMAGINA 

Imagina que no hay paraíso, 
Es fácil si lo intentas, 
Ningún infierno debajo de nosotros, 
Arriba de nosotros, solamente cielo, 
Imagina a toda la gente 
Viviendo al día... 

Imagina que no hay países, 
No es difícil hacerlo, 
Nada por lo que matar o morir, 
Ni religiones tampoco, 
Imagina a toda la gente 
Viviendo la vida en paz 

Imagina que no hay posesiones, 
Me pregunto si puedes, 
Ninguna necesidad de codicia o hambre, 
Una hermandad del hombre, 
Imagina a toda la gente 
Compartiendo todo el mundo... 

Tu puedes decir que soy un soñador, 
Pero no soy el único, 
Espero que algún día te nos unas, 
Y el mundo vivirá como uno solo.




Como fondo, y ante el silencio de todos los presentes que se pusieron a copiar en su mayoría la letra de la canción traducida sonaba la música de John Lenon. (Les recuerdo que no existía internet, ni acceso inmediato o rápido a letras, canciones, traducciones y demás).



Aquella canción y su traducida letra sobre la pizarra parecían haberse cargado de un plumazo todos los trabajos antes expuestos por el resto de grupos de la clase.
Un nuevo concepto o posibilidad se había abierto ante nosotros.

El poder imaginar, aunque fuera sólo por un momento, un mundo sin guerras y en Paz. Sin fronteras ni mezquinas posesiones. Un mundo soñado.

Seguramente el mundo que todas aquellas grandes religiones pretendían.

Todavía a día de hoy sigo soñando en la posibilidad de ese mundo real.





Pues eso es todo. 





Estas son las dos anécdotas que quería comentarles y que tenía pendientes por hacer.

Ahora, parece que andamos sumergidos entre nuevas fronteras y vallas de espinos y continuamos con las guerras de este eterno retorno que vivimos sin parar, en nuestro día a día.



Un saludo a todos y gracias por su tiempo si me leyeron.



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Anexo explicando la alegoría en el cuadro:


Si, podría compararse. Pero todavía hay más asuntos en el enigma que me parecen importantes y siguen ocultos.
Podría escribirse tanto como lo anteriormente dicho y todavía quedarían cosas por decir. Quizás por eso elegí pintura siguiendo el dicho "vale más una imagen que mil palabras", pero bueno.

Estoy seguro que los objetos que portan las personas detrás de los atados, no son objetos aunque así lo parezca, si no sus ideas en forma de objetos, los cuales no es que estén "sobre" ellos, que lo están, si no que "surgen de" ellos y más concretamente de las cabezas de los andantes. Así se entiende que no son porteadores de objetos simplemente, si no que son pensadores de ideas y los que están atados sólo hacen que ver las ideas de los que caminan detrás suyo o a sus espaldas. 
Esto es en verdad algo escalofriante, pues los pensantes actúan a espaldas de los atados y éstos últimos sólo ven algo parecido a lo que en verdad piensan los primeros.
Tristemente todo es un poco así. Pues por mucho que alguien explique la idea que de su cabeza surge, al que escucha apenas le llegará la sombra de lo que el pensante pensó.

En mi intento de sintetizar lo máximo posible toda la metáfora concluí que dibujando a hombre y mujer, identificaba a todo ser humano, y que somos todos los que con nuestras ideas hacemos las sombras que nosotros mismos percibimos, siendo incluso incapaces en muchas ocasiones de poder expresar con palabras lo que pensamos.

Como si no fuera poco el lío o las posibles interpretaciones que de todo esto se deriva, queda por hablar todavía sobre la fogata u hoguera y la caverna.
A la fogata le dí aspecto de ventana por la que el Sol entraba, inundando la caverna con su luz. La caverna viene alegorizada por la gota y sus ondas a los pies como suelo de los protagonistas. Siendo la gota centro visual del cuadro. 
La analogía con la actualidad se complica todavía más si cabe, aunque se simplifica por otro lado, pues los sentados, atados que al final resultan ser los mismos que los que andarían con sus ideas sobre sus cabezas, ahora, en la actualidad, tienen la posibilidad de elegir, de alguna forma, aquellas sombras que ven reflejadas en el fondo de la caverna. Los mandos a distancia en sus manos, las antiguas cadenas, ejercen ese papel cambiante. Aún así, sólo hacen que mirar, efectivamente, las sombras de las ideas ajenos a la realidad más profunda y potente que no es otra que la que entra por la ventana a sus espaldas y la que les sostiene en forma de gota y de onda.

Como ves todo se complica y aquí comienza en verdad a hacerse realidad el dicho dicho de que "vale más una imagen que mil palabras".

La hoguera-luz-ventana, todavía está allí y tiene un carácter iluminador permitiendo ver todo lo que allí se represente. Mira tú que Platón eligió hoguera y yo en verdad ventana y no directamente Sol pues en la imagen sale cuadrada o más bien como un trapecio bastante torcido que intentan decir, a mi modo de ver, que aún siendo luz no es la Luz verdadera si no sólo lo que nos permite ver.

La caverna escenificada por mí con la gota y las ondas habla de centro y suelo. Habla de base y sustento. Habla de lo que nos da o permite la vida junto con la luz que nos ilumina.

Platón no hablaba de colores y yo tuve la oportunidad o el desafío de poder hacerlo. 
Allí están hombre y mujer en tonos grises, con la luz amarilla y naranja que por sus espaldas entra. Allí está el azul de la gota y sus ondas y círculos. Están las sombras que ven, con colores sobre la pantalla, al igual que las cosas que les rodean. Pero mira tú que tanto los instrumentos que atan sus manos, más por lo que oyen y ven, más el aparato que proyecta las imágenes, son todos ellos de color negro con alguna franja blanca o gris. Como si fueran cosas surgidas del gris que ellos tienen en sus cuerpos.

Aún así a ellos les envuelve un áurea de luz de color amarillo y naranja, como protegiéndoles y dándoles calor o esperanza.

Pobres hombres y mujeres o mujeres y hombres, que vivimos atados en la vida viendo sombras sin darnos cuenta que la luz no es Luz si no sólo todo una metáfora de lo que en verdad es la Verdad.



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Tenía otras anécdotas más en mi vida, referidas a la enseñanza y a la vida grupal en la que nos vemos o más concretamente me vi envuelto por diversos motivos. Por cómo ésta nuestra sociedad está o estaba estructurada.
Algunas de ellas hablan en mi favor, otras, aquellas de las que no me siento orgulloso, han desaparecido de mi mente y a las que no he conseguido olvidar, las mantengo como ejemplos para intentar no volverlas a repetir si llegara el caso y poderme arrepentir profundamente por ellas cuando las recuerdo.

Aún así, aunque un par mas de ellas hablaban positivamente en mi favor, no eran o no habían tenido el peso en mi vida que éstas, las dos contadas anteriormente.

O quizás sí. No podría decirles ahora si es más importante el agua del vaso, la botella de donde surgió el agua para ese vaso, o el entero mundo que lo propició.




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A todo ésto y en éste mi quehacer diario, el mosquito seguía revoloteando.
Siempre cercano y observante.

Y yo aquí o allí. 
Y él detrás mío,
 O alrededor mío.

















domingo, 27 de septiembre de 2015

Día tras día de la huella en el barro. Burbuja 24. Todos enfermos.








Mi yo ahora nada tenía que ver con el yo que era. El que recordaba.

Ya no era aquel que había sido. Nada.

O sí.




Todo mi barro había sido trasformado.
Desde el primer día.
Sólo quedaba allí la huella.

Hundida.
Encharcada.


O no.


..................






...




Aún así, con todo esto a cuestas.
En la mochila focalizadora de mis espaldas.
A las espaldas mi cruz.

Y los ojos delante.
La huella en el rostro de las espaldas caminadas.


Manantiales sobre la semilla.
En el árbol del rostro del hombre.

Y la cruz del hombre sobre sus espaldas.
Con sus alas petrificadas.
Escondidas. Invertidas. Ocultas.



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En mi interior aparecían preguntas como:
¿Qué pretenden?
¿Qué quieren?
¿Qué buscan?


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Y allí en las plazas públicas escribían.
Algunos parecía que escribían con la lengua de todos los imaginables demonios.

¿Qué les había hecho la vida para que exhibieran tanto rencor y maldad?
¿Qué pretendían?
No había un ápice de bondad en sus frases y palabras. Ninguna.
Solo mezquindad.
Solo buscaban el herir y crear daño.



Ahí la lava del manar continuo. Del rojo sobre negro.




Todos aquellos que habían sido bebes.
Todos aquellos que algún día fueron bebes.
¿Qué quedaba de aquello en su barro?
¿En su huella en el barro?
¿En la huella en su barro?
¿En la huella en el barro?


...

Día tras día de la huella en el barro.



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Burbuja 24. Todos enfermos.








Algunos de ustedes están incitando al odio y a la maldad.
Incitan a matar a otros en su nombre.
Seguramente deben padecer alguna enfermedad.

Tan enfermos parecen aquellos como ustedes.
Solo piensan en matar.

En verdad necesitan todos ustedes ayuda.



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No lo publicaron.
¿Para qué?
Mañana saldrá el Sol otra vez.
Mañana miraremos al Sol otra vez.
Otra vez, otra vez.









La huella en el barro.



En referencia a :




- Tengan ustedes un trozo de barro y dejen su huella en el barro.
- No. No queremos hacerlo.
- Mírense las manos.

Querían ser médicos o cirujanos y allí clavaban sus artilugios, con las manos.
Con las huellas en el barro.


- Tengan ustedes un trozo de barro y dejen su huella en el barro.
- Todos hemos dejado nuestra huella en el barro.
- ...
- Miren ahora su huella en el barro.


¿Acaso sabían aquellos formar un bonito ramo? ¿O plantar unas coles con sus manos?
¿Sabían tallar, esculpir, segar? ¿Sabían acariciar? 






¿Sabían acaso lo que hacían?






Siempre me dolió ver esta imagen. La presión, la rotura. La inserción.

...
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¿Acaso eran estos los no escritos en el libro de la vida?
¿Acaso yo que veía y pensaba esto con mi cuello sesgado tenía algún significado?
¿El que padeció bajo las manos del amor el si y el no sobre la madera?
Cual cruz de mi vida.

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...

Al igual que las inyecciones en los hombros o nalgas de los niños.
De las mujeres y hombres.
Inyectando líquido cual sable cortante.
Cortando carne, tegumentos.
Sin cuidado alguno.
Solo esperando que el cuerpo se regenere después de la salvaje incisión.
Había podido ver durante mi vida unas cuantas de esas punzantes acciones.
Presionando sobre el extremo de la jeringa como para lanzar el contenido a la mayor distancia que fuese capaz de alcanzar tal instrumento. El competitivo aguijón humano.
No había avispa, ni escorpión, ni serpiente que fuera capaz de inocular su veneno a tal potencia.
Sólo el ser humano lo hacía.
Allí estaban las batas blancas, o verdes, o azules...
A veces parecían curtidores de piel. Raspando, estirando, manipulando el cuerpo como piel encurtida para zapato.
Mecánicos.
En verdad hacía falta educar en sensibilidad.
Luego, aparecían los moratones. Las inflamaciones.
Y decían: Esto desaparece en unos días.
El cuerpo lo cura.
El cuerpo es quien lo cura.

Allí quedaban las huellas sobre el barro.

Las cicatrices. Los hematomas.
La falta de sensibilidad.

Bastaba una suave brisa para erizar toda la piel.
Un suave suspiro. Una mirada.


Ahora decían: El robot lo hará.
El robot lo hará.



La falta de sensibilidad.
Pocas veces aparecía la sensibilidad.

El momento, el día, el estado de ánimo. El cansancio.
La repetitiva tarea de la cadena de montaje o desmontaje humano.
El grito era: El siguiente.
Y el siguiente entraba.
Al poco yacía controlado e inerte ante sus manos.
Dispuesto al manoseo o patadeo. O 'cualquiercosa' que fuera pertinente.
El siguiente era el grito.


El siguiente a menudo significaba dinero, o un rato más cerca del descanso nocturno.


Un rato más cerca del beso, y la caricia y la verdadera sensibilidad si acaso cabía ya.

El dolor ajeno incomprensiblemente formaba parte de la diversión humana.
Era divertido para muchos ver caer y partirse la crisma del otro.
La risa de la desgracia.

La insensibilidad humana continuamente mostrada.
Enaltecida, encumbrada, fotografiada, filmada y detallada para ser mostrada.
Para regocijo y disfrute.


Todo era... un brotar de lava.
Un sucumbir de capa tras capa de rojo sobre negro.

Un continuo derrumbar de la sensibilidad humana.

La caricia y el calor de la ternura del pecho rebosante atrás quedaba.


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Todos víctimas.
Todos padecedores de este nuestro tropezar continuo.

















domingo, 20 de septiembre de 2015

Yo y mi circunstancia. La piedra que emitía luz. Burbuja 23. En 2D. Dibujos. Dibujos. El tiempo o la vida. Otras soluciones o ideas.



Estos fueron los dos primeros gifs o dibujos animados que hice y que adornaban la primera página web que tuve donde pude mostrar mis cuadros, dibujos y algunos escritos. 
Creo que hace ya casi 20 años de eso.


Yo:




Y mi circunstancia:











En realidad mi circunstancia era la cabecera de la página y su color de fondo era más claro. 
Ella hablaba del ser humano. Ese otra vez, otra vez continuo.



Mientras tanto y de forma automática, cuando se cargaba la página, sonaba esta canción:









Parece que todo es un verdadero repetirse sin aprender.
Ahí nacen nuestros hijos, en este nefasto mundo que hacemos.
Ahí nuestra soledad y esa culpa que parece que arrastramos en este girar y caminar sobre el polvo.
Ellos tendrán una vida mejor, pensamos. Pero al poco, los regalos y las buenas intenciones se convierten en malestar y el niño, creciendo, comienza también a arrastrar su culpa que en realidad es la nuestra, la de todos y cada uno de nosotros. 
Nuestra circunstancia circundante. 
La misma. 



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Entre el anteayer, el ayer, el hoy y el mañana, todavía escribí alguna especie de burbuja que más bien parecía la tos de un viejo fuelle infectado. Tanto humo aspiraba.

Dubitativo, errático. Tropezando una y otra vez con la piedra. Andando sobre ella, sentado sobre ella.
Escribiendo en la piedra transformada que ahora emitía luz.
Pero todos ciegos.



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Burbuja 23.





Creo que disfrutarán y algunos se sorprenderán grandemente navegando por este enlace relacionado al que pude acceder recientemente visitando a unos amigos. Gotas de sabiduría mundial. 




Gracias.

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Pero en realidad allí solo escribí:






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En 2D. Dibujos.


No sé si se daban cuenta, pero dado el tamaño de las cosas conocidas u observables y considerando que vivíamos entre una franja de apenas una decena de kilómetros, nosotros parecíamos en verdad seres en  2D, al igual que aquellos dibujos que aparecían grabados en las grandes piedras.


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Dibujos. El tiempo o la vida. Otras soluciones o ideas.



Decía que entre el anteayer, el ayer, el hoy y el mañana estuve también leyendo.
Hacía días que leía a otros que pretendían hacer "otras políticas".

La cuestión era que en el trascurso del tiempo, aquel que se alargaba y estiraba para permitir todo lo hecho, otras personas pensaban cosas semejantes y se cuestionaban y preguntaban acerca de ellas con otras palabras pero con un parecido afán.
Allí parecía que había alguien que interpretaba las cosas que veía de forma parecida a la mía en algunos casos, y que con otras palabras, como digo, aquellas que él había aprendido durante el trascurso del tiempo, escribía acerca de cosas semejantes a las que a mí también me acuciaban.
Muchos nos preguntábamos por todo tipo de cosas en el transcurso del tiempo. Todos éramos piezas de un gigantesco puzle temporal.
Mi pieza, la que correspondía a mi firma, al yo, estaba cargada de imperfecciones de todo tipo. Me era difícil distinguir en ella alguna capacidad que mereciese la pena. 
Todas las piezas parecidas a mí en el tiempo habían crecido y parecían serias, seguras, robustas en su proceder. Endurecidas por ese tiempo.
Difícilmente veía en ellas signos de debilidad.
Actuaban como adultos y apenas o incluso nunca había visto derramar una sola gota de agua a través de sus ojos.
Su cuerpo traspiraba por todas partes, pero sus ojos, aquellos que estaban cubiertos por el agua, la contenían imperturbablemente con los diques de sus párpados y pestañas.
De allí no salía nada.

Yo sin embargo andaba como roto, y aunque el tiempo debería haberme dado la capacidad de controlar mis diques como adulto, desparramaba agua a raudales a todas horas.
Tenía incontinencia sublimada hasta el absurdo en mi propia concepción de las cosas. 
O no, tan grave era todo.

Quizás, solo podía soltar todo aquel manar de cosas que veía y sentía de aquella forma y así lo hacía.
Dando rienda suelta al incontenible brotar.
Cual niño desconsolado.

Alguien a quien quería mucho me había dicho en alguna ocasión que lloraba tanto que dejaba charco.
Naturalmente exageraba. Eso era cuando yo era joven en el tiempo.
Ahora, en el sumando de la entera circunstancia podría decir que más que charco era ya charca y que en ella podrían haber nacido hasta ranas o incluso haber nadado hasta patos.
Tanto manaban aquellos grifos que eran gafas.

Curiosamente, y dentro de las raras cosas que pasaban en el mundo, en la circunstancia circundante, algunos dibujos se habían hecho eco de tales cuestiones, y allí aparecían de vez en cuando imágenes que representaban de forma semejante tal asunto.
Seres dibujados por los que manaba agua a través de sus ojos en forma de surtidor. Cual fuente inagotable de sentimiento milagroso.

Tan extraño era todo.

Mi forma como pieza de puzle era semejante a todas las otras. Nada especial parecía que tenía aparte de esa extraña cualidad lacrimal continua. Ese eterno sentimiento de culpa y pena.
No sé si el ser un iluso, como alguno me consideraba, podía ser una cualidad cercana a la virtud o el ser un ideólogo, como otros decían acerca de mí, podría así considerarse, pero a mí me era difícil ya a estas alturas encontrar algo digno de mención y semejante a virtud y que fuera en mí destacable de mención entre todo este gran tumulto de personas y polvo que pisábamos.


Todo esto creo que impedía que me relacionara y actuara de una forma convencional y aceptable con mi entorno.
¿A dónde iba a ir con mi sentimental brotar de agua?

Aún viviendo en este planeta azul.


Algunos de aquellos, decía, aquellas otras piezas de este gigantesco puzle, se preguntaban cosas parecidas a las mías y yo, con mi absurda ilusión imaginaba respuestas o soluciones.
Así leía cosas como esta: 


Que me llevaban a esto:



Y veía cosas como esta:



Que me enlazaban con esta silla de transmisiones en el que estaba sedente.
Con aquella silla de trasmisiones que había sido entrada de este blog.
Que me enlazaba con la correcta colocación de las cosas, del mapa mundial y de la incongruente actitud de muchos de nosotros para con la verdad.


Y lloraba y lloraba presa del incontenible desconsuelo por el todo circundante.
Sobre la gota. En aquella gota. A través de la gota.

Allí o así mi polvo petrificado y sedente dejaba pasar el agua de la gota a través de él.
En todo este trasformar de las cosas.


Y me ponía a leer cuando así podía:


 Y la ilusión me hacía concebir soluciones absurdas o esenciales. Y se me ocurrían cosas como que además de todas las antes dichas o escritas por aquí y por allá debería ser necesario que al igual que existe una organización llamada médicos sin fronteras,  si no sería aconsejable o adecuado, a forma de comienzo, el crear otras y diversas organizaciones para otros relacionados menesteres.
Siendo así que el ingenio en la ilusión de mis ideas para con lo circundante concebía organizaciones como Transportistas sin fronteras o Constructores sin fronteras o Agricultores sin fronteras y todo tipo de organizaciones que fueran necesarias para poder ir enderezando toda esta locura que nos acontecía dentro de esta giratoria e impulsada o impulsante gota de agua.

De esta forma, quizás, la concepción y puesta en marcha de distintas entidades preparadas para distintos fines podrían actuar de forma primorosa y adecuada en favor de las necesidades creadas.

Aquellos que sufrían podrían ser atendidos en sus particulares sufrimientos de igual forma que llamamos a un fontanero cuando tenemos un escape de agua repentino.

Estas distintas organizaciones podrían trabajar de forma coordinada para subsanar las distintas emergencias que se dan por el mundo. Terremotos, evacuaciones, incendios o cualquier tipo de penalidades que nos aquejan.

Siendo además que se podrían crear a raíz de sus actuaciones, asentamientos con todos los servicios necesarios para la integración entre unos y otros.

Si las organizaciones dispusieran de las mejores y últimos avances en cada una de sus facetas, éstos podrían ir mejorando de forma paulatina pero constante la vida y entorno de los que primero padecen.


Supongamos un espantoso corrimiento de tierras que hace desaparecer un pueblo bajo el lodo.
La actuación temprana y conjunta de uno de estos servicios globales haría que con la ayuda de los cooperantes más los afectados se creara una nueva y colindante apropiada zona de vida donde florecerían nuevas edificaciones repletas de nuevos y modernos servicios.
La ayuda del conjunto de las especializadas organizaciones más los allí residentes crearían un nuevo foco de esperanza trabajando de forma conjunta entre unos y otros, aprendiendo y empatizando entre ellos, para que los siempre y primeros afectados por sus míseras condiciones de vida consiguieran ser los primeros favorecidos por la ayuda y cooperación del resto del mundo.

Siendo que, por ejemplo, Transportistas sin fronteras dispusiera de vehículos marítimos, aéreos y terrestres con capacidad para trasportar tanto a personas como enseres y cosas cualesquiera por todo el mundo. Constructores sin fronteras dispusiera de las personas necesarias, ingenieros, arquitectos, trabajadores de la construcción todos ellos dispuestos y capacitados para construir cualquier cosa que fuera menester. Esta organización podría trabajar de forma coordinada con diseñadores o plantillas previas de trabajo que irían acomodándose y perfeccionándose para cada situación yendo siempre en busca de la mejora con la implantación de arquitecturas sostenibles y energéticamente viables. Agricultores sin fronteras estarían en disposición de crear entornos cultivables apropiados o podrían ejercer capacidades de reforestación tras incendios u otras calamidades similares.
Bomberos sin fronteras podría ser otra organización que actuara de forma temprana trasportando personal de forma inmediata a dónde fuera necesario de forma más eficiente y agrupada.

Toda esta forma de proceder y actuar haría que poco a poco aparecieran profesiones nuevas y que la gente tuviera trabajo en favor de una mejor convivencia global. La aventura, los viajes, los traslados, el ansia de mejora ante las adversidades naturales serían un incentivo integrador mundial creando nuevas relaciones con capacidades hasta ahora desconocidas por nuestra actual forma de vida. 

Esta forma de actuar crearía sin duda la sensación de ir en pos de un correcto proceder.
Un sentimiento necesario para que todo este arrastrar y pisar polvo fuera lo más placentero posible.










viernes, 18 de septiembre de 2015

Burbujas 22. El barro emergido. Propuestas. La gota, los puentes y los lazos. Los maderos y las llagas en las plantas.






http://www.abc.es/ciencia/20150911/abci-sima-huesos-videoblog-201509101721.html



Si fuese capaz de imaginar la evolución de nuestro planeta a través de los miles de años de su existencia se daría cuenta que es así.
Barro emergido, disgregado, desmenuzado, regado y mojado. Barro cocido y vuelto a romper para ser disgregado de nuevo y mojado y secado y cocido otra vez.
Barro hundido en los mares y emergido en sus montañas y volcanes.
Barro enmohecido en los lagos y mares. Barro secado en las mesetas y cocido y mezclado en el interior de sus volcanes.
Cristalizado por las presiones en distintas formas y lugares.


Y una vuelta y otra vuelta. Ahora presionó aquí, ahora allí. Ahora dejo secar esto, ahora lo humedezco. Ahora lo rompo y lo vuelvo a hacer. Ahora lo vuelvo a mojar y lo vuelvo a secar y lo vuelvo a presionar. Le doy aire por aquí y por allá, con mi aliento. En el haciendo. Y le añado y le quito y le pongo y lo vuelvo a girar.
Y le doy calor por aquí y frío por allá. Y le acaricio y lo redondeo y dejo huella sobre ello.

Y nada se pierde de todo ello, porque está aquí o allá.





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13-09-2015


http://www.abc.es/internacional/20150913/abci-refugiados-sirios-madrid-201509112146.html



Propuestas.


Durante el viaje.

Sería necesario que estos señores fueran escoltados por un pequeño convoy de abastecimiento. Por ejemplo, quizás un pequeño autobús con servicios básicos para la higiene personal, otro con capacidad para trasportar alimentos y cocinarlos, un tercero con atención primaria sanitaria o ayuda necesaria (ropa, zapatos, tiendas de campaña...) y un cuarto a modo de camión de basura.
Estas pequeñas caravanas, mayores o menores según necesidades, acompañarían a los distintos grupos de refugiados en su camino dando servicios primarios y atendiendo, empatizando y simpatizando, mostrando y enseñando los principios básicos de una forma de vida diferente. La nuestra.
Sólo el hecho de enseñar a los distintos grupos de personas que se desplacen que después de cualquier servicio, parada, descanso o avituallamiento, se debería recoger lo allí utilizado recogiéndolo en el último camión, daría muestras del proceder de una de las ideas básicas de nuestra cultura. Cuidar el entorno y a los que tenemos al lado. Todo esto ayudaría a la integración.

A medida que estas caravanas avanzaran, la empatía mostrada por unos y otros haría posible el establecimiento de lazos comunes entre todos.




Asentamiento y distribución en distintos lugares.

A la llegada a los sitios escogidos para la distribución de los refugiados de la forma más adecuada, se podría continuar con las formas y procederes establecidos durante el viaje.

Para su distribución se podrían elegir distintas formas de hacerlo. Simplemente propongo una.

Existen distintas zonas en nuestra geografía, estoy seguro que en todas partes ocurre lo mismo o algo parecido, donde las tierras o asentamientos humanos han sido olvidados por diversos motivos. Despoblación, desforestación, falta de recursos...

Distintos grupos de personas podrían destinarse a estas zonas olvidadas propiciando su repoblación y reforestación.
Hace pocos días, creo que era en el diario El País, se publicaba una noticia de un indio que con diversas técnicas está ayudando a la viabilidad de zonas marginales con el uso adecuado del agua. Parece que sus técnicas son viables y está consiguiendo alimentar, con sistemas de regadío propicios y reciclables, zonas antes yermas.

Diferentes voluntarios en zonas colindantes o anteriores desplazados, jóvenes o gente que así lo necesite o desee por falta de trabajo, podría colaborar en estos menesteres a la vez que los distintos grupos elegidos de refugiados.
Personas en paro, maestros, agricultores, médicos, constructores, nuevos licenciados y otras personas con profesiones o conocimientos necesarios podrían voluntariamente asesorar y colaborar en la creación de estos nuevos asentamientos. Gente con ganas de participar en la colaboración humana para así integrar y crear nuevas zonas de convivencia.
En primera instancia podrían recibir ayudas económicas, teniendo en cuenta, que todos ellos forman parte de un futuro esperanzador y autosuficiente para la generación de recursos y vivienda.

Estoy de acuerdo en que los primeros momentos podrían ser duros y necesitarían de la paciencia de todos los integrantes: colaboradores adecuados, voluntarios y refugiados predispuestos a esta solución.

Ciudades y pueblos deshabitados, construcciones peregrinas y sin funciones específicas podrían servir como centro de estos diversos y nuevos asentamientos.
Proporcionarían estructuras básicas, podrían incluso hacerse nuevas, naturalmente, en zonas inhabitadas y aparentemente desérticas, creando nuevas zonas y lazos unitivos entre las diferentes culturas.
Todos podemos a aprender a plantar árboles, tomates o a incluso a poner un ladrillo sobre otro.

Los conocimientos de unos y otros en sus distintas profesiones de origen podrían ejercer como puntas de lanza de los diversos y necesarios nuevos asentamientos.
Los distintos idiomas serían aprendidos por unos y otros así como las distintas profesiones o necesidades.
Regiones yermas serían reforestadas para la utilización de madera en un futuro o para la simple adecuación de la vida. Las distintas nuevas tecnologías necesarias así como los materiales podrían ser cedidos de forma voluntaria si llegase el caso por distintas empresas. Materiales básicos. Podrían contar con recursos estatales en primera instancia dando ayuda y futuro esperanzador a nativos y foráneos.

Así se crearían rápidamente zonas donde alimentos primarios podrían ser rápidamente utilizados por las personas trasladadas cubriendo necesidades básicas en primera estancia y más tarde generando zonas, que en un futuro no muy lejano, servirían como generadoras de recursos y cultura, abasteciendo con toda esa buena voluntad a la convivencia entre todos.



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http://www.abc.es/sociedad/20150915/abci-refugiados-crisis-situacion-201509141937.html#disqus_thread


¿Una sociedad roba niños dice usted? Perdone pero no le entiendo. Eso no parece muy ejemplarizante, ni honrado, ni tan siquiera útil.


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Cada día me avergüenzo al leer muchos de sus comentarios. Comentarios cargados de aparente racismo, odio, miedo, envidia, avaricia,... Todo profundamente insolidario.

Parece que escenifican los peores defectos humanos.

Se retroalimentan entre ustedes mismos con la positividad de sus votos dando a todo ello un aire de populista melé vociferante en favor de toda la mezquindad humana.

Actitudes como estas llevan a actuar erróneamente a otras personas con el ánimo de encontrar el fácil respaldo.
Todos quieren lavarse las manos. Levantan nuevos muros en una Europa que habla de libertades. Se encierran ustedes mismos entre sus vallas. Se enjaulan.
Eso es lo que propician. La Europa que derribó muros levanta ahora vallas. Y ahí se regodean, en actitudes erróneas, dentro de una nueva jaula.


Solo se les ocurre proponer nuevas guerras o levantar vallas. Nada bueno traen las guerras, ni las vallas.

Yo les propongo crear puentes y lazos, eso une y crea amistades. Potencia el comercio, la integración, la comprensión, el conocimiento, el avance.
Ustedes sólo piensan en la tierra y se han olvidado de los mares.

A la gota no le importan las vallas.
La gota sube y baja. Se hunde y se evapora. Desaparece ante sus ojos y aparece en el cielo o en un río.

Ese es nuestro planeta azul cuando se mira desde lo lejos con cierta perspectiva.
Pero todos ustedes parece que caminan ciegos, todavía.

Quizás quieran colocar sus votos negativos sobre mí para dar buena cuenta y razón a lo que digo. Así creen que aumenta su felicidad y su buena razón.
Luego, con el tiempo, ese al que muchos de ustedes aluden, se dan cuenta del repetido error y sus hijos o su ancianidad y madurez les otorga la posibilidad de ver actuar a esa gota. La que les hace salivar o llorar o vivir.
La gota que siempre calma su sed, la que no sabe a nada.

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"La que no sabe a nada" escribió el ímpetu.


La que sabe a recuerdo y a pena. La que sabe a perdón y amor del alma.
La que sabe a sal de mar. La que sabe como los adentros.


La voluntad hablaba de la que sabe a nada.




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Ya le veo, ya.


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¿Eso lo supone o lo sabe?
Y si lo sabe, ¿Por qué y cómo lo sabe?

Seguramente solo lo supone y eso crea su miedo. Crea su miedo y su desconfianza. La desconfianza crea incomprensión en la buena voluntad sembrando nueva desconfianza.
Cada día debajo de nuestras ciudades la gente se mueve a golpes. En los autobuses, en los atascos. En las rebajas de unos grandes almacenes entra la gente a golpes.

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La ilusión es ver nacer a un nuevo hijo. (Ilusión) A tener un amigo al que abrazar.
La ilusión mueve el mundo hacia el futuro.


¿Mi casa? ¿Se refiere usted a mi cuerpo o a esa especie de caja de zapatos en la que la mayoría de nosotros descansamos y nos cobijamos por la noche?

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Ya he intentado explicar que a la gota no le importan las vallas. La gota solo quiere avanzar.



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Los maderos y las llagas en las plantas.




Los maderos grises. los quemados por el Sol del tiempo, me hicieron las llagas.
Anduve sobre ellos al comenzar el verano en un paseo. El primer día.

Aquellos maderos me debieron decir algo. Con sus llagas.
¿A dónde vas tú sobre mí? ¿Sangre de mi sangre?
Ten mi recuerdo, me debieron decir.
Que Yo soy tu Sol y tu planta y tus plantas.



Los maderos grises me dejaron su recuerdo en las plantas.

Las plantas claras. Las palmas claras.
Las plantas son claras y las palmas son claras.
Aunque estén sucias son claras.

(Cosas pendientes en el recuerdo del alma y verdad).

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Luego, viendo a todos aquellos, me parecía que andaba con ellos. Sobre los otros maderos y las con sus llagas.


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Mi mente, antes, durante el verano, me decía sobre aquellos pasos y las llagas: Cada paso debe haber sido como mil km. Y de repente oía dentro de ella: No tanto, no tanto. Y mi mente nuevamente decía: Entonces, cada paso habrá sido como unos cien km...


Y esas cosas rondaban en mi mente. Entre otras.

Viví con las llagas medio verano y luego las recordé y las seguí recordando.
Claro.


Durante aquel verano, al sol, también cavilé acerca del nacimiento del ser humano en su desnudez. Acerca de la necesaria idoneidad de la desnudez humana en su nacer.

Poca cosa más escribí.


El verano pasó.





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Mientras tanto, seguían las incomprensibles cosas. Entre chirridos de puertas que aparecían o se desvanecían mientras se abrían y cerraban, y aquellos que habían visto el amanecer en sus ojos se debatían ahora por el uso de las armas.
Otros, que querían aislarse, seguían con su empecinado deseo de salvar un no se qué que sólo servía para demostrar las múltiples capacidades de la versatilidad de la lengua humana en sus moveres, pero que arrastraba a los que así lo querían a un pozo de austeridad y absurdo dispendio hacia el pasado.
Yo sé poner la lengua así y yo asá, parecía que decían. Yo sé sesear de forma desmedida en cada palabra hasta sesear incluso en la palabra que no tiene eses, parecía que decía el de al lado. Y en estas cosas, como absurdas o esenciales, no lo sé, seguían debatiendo durante años y años sin llegar a ninguna conclusión. Sólo hablaban y hablaban. Que sí, que no, que caiga un chaparrón,...

Recordaban sus debates a las viejas canciones de patio de colegio aprendidas por los niños en sus corros de la patata.

Otros llorando a mares por salvar su vida y las de sus hijos. Otros seguían tapando a las mujeres como si fueran muebles viejos o camas fúnebres. Escondidos tras antifaces como para evitar su propia vergüenza al hacerlo.

En verdad que pasaban cosas raras en el mundo.

Tan raras como un saltamontes enorme esperando el ascensor.

Mejor sal a volar, saltamontes. Y le llevé fuera para que así pudiera hacerlo.


Todavía tenía que lijar y pintar y sacar y poner algunos tornillos. Siempre había que mover una bisagra, evitar un roce o un molesto sonido.

Siempre habían cosas pendientes, cosas por hacer, y a veces incluso sobraban las palabras en los diálogos en este avanzar y moverse continuo.